Siempre vienen a mi mente recuerdos y este está
muy latente fue una mañana en la que fuimos a visitar a una amiga de mi mamá
ella se llama Olí, fuimos mi madre, mi abuela y mis primas yo. Tenía como 7
años y recuerdo cuando íbamos bajando por el callejón que desde arriba se
divisaba la casa de ella, era muy bonita a mi me parecía, era de color
café y las paredes estaban decoradas con
piedras lisas y la puerta tenía un lente que me llamaba mucho la atención
pensaba que era fabuloso porque de esa
manera podías ver antes de abrir la puerta y por otro lado que estaba bien
pensado por aquello del peligro que fuera alguien indeseable o quizá si no
querías abrirle a tal o cual persona me
gustaba mucho ir a esa casa, también tenía un barandal y una hermosa enredadera
que llegaba hasta el techo de la casa, cuando llegábamos éramos muy bien
recibidas, era fascinante desde que entrabamos a la casa tenía una sala muy
grande y bien arreglada, cada cosa en su lugar y tenía un tapete que empezaba en la puerta y
terminaba hasta el último cuarto, atravesaba toda la casa. Olí era una persona muy agradable y bonita
era de una estatura no muy alta más bien
era bajita y siempre estaba sonriente, la admiraba, siempre andaba muy bien vestida.
Ese día
comimos pastel y después de un rato de que mi abuela y mi madre platicaran, mi abuela les contó que a mí me gustaba
cantar y me dijo que cantara para ellas,
yo sentí un poco de vergüenza pero de todos modos canté una canción de Daniela Romo que se llama ”Celos
de tus ojos”; para la ocasión usaba un vestido que me gustaba mucho, era un
conjunto de blusa y falda como rosita con un cinto de color rojo y también me
puse un anillo que me regaló Viki la vecina y amiga de mi madre.
El tiempo ha pasado ya, mi abuela
falleció mi madre está madura y con
nietos, Olí se casó y tiene dos
hijas y un hijo, vive en la misma casa
pero no es la misma ya se ha deteriorado
con los años, pero en mi mente sigue latente aquel momento aunque yo también
cambié, ya estoy casada y tengo tres hijos
pero sigue la emoción cada que recuerdo aquel momento, que ese sí que no, nunca cambiará.
Verónica Canela Bracamonte
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